19/5/09

Sancha de Ayala

La familia de los Ayala se ha caracterizado por el papel relevante de sus mujeres, que fueron capaces de destacar en una época en la que las mujeres estaban relegadas a puestos secundarios. En esta ocasión vamos a dar a conocer a Sancha de Ayala, sobrina del Canciller Ayala.

Sancha de Ayala era hija de Diego Gómez de Guzmán (o de Toledo), alcalde de dicha ciudad, y de Inés de Ayala. Nació alrededor del año 1360.
En 1371, doña Constanza, hija del difunto y destronado rey de Castilla, Pedro I el Cruel, fue a Inglaterra para casarse con el hijo del rey Eduardo III, Juan de Gante, Duque de Lancaster. Entre las jóvenes damas castellanas que la acompañaban estaba doña Sancha de Ayala, la cual se casó hacia 1373 con el caballero inglés Sir Walter Blount, nacido en Elvaston (Derbyshire) en 1350.
El 26 de febrero de 1378, el Duque de lancaster concedió a Sir Walter y a su esposa, por su buen servicio hacia él, una anualidad de 100 marcos al año; esta concesión fue confirmada de por vida en 1399. Los registros muestran pagos a Sancha en varias ocasiones, siendo descrita por el Duque de lancaster como nuestra muy querida sirvienta doña Sancha Blount.
Sir Walter Blount desempeñó un papel importante en los asuntos de Inglaterra durante los reinados de Eduardo III y Enrique IV. Fue un compañero cercano a Juan de Gante, y posteriormente fue el ejecutor de su testamento, recibiendo un pequeño legado.
En 1367 Había acompañado al Príncipe Negro y al Duque de Lancaster en la expedición a España para ayudar a Pedro El Cruel, al cual restituyeron en el trono. Sir Walter murió en la batalla de Shrewsbury el 21 de julio de 1403, en donde, siendo portador del estandarte y estando ataviado con una armadura parecida a la del rey, fue muerto en combate por Earl Douglas. Shakespeare le inmortalizó en su obra Enrique IV, aunque le llamó Sir Walter Blunt.
Doña Sancha y Sir Walter tuvieron 7 hijos: Constance, John, Thomas, Walter, James, Peter y Anne. Cuando su yerno John Sutton, esposo de Constance, murió en 1406, doña Sancha fue nombrada tutora de su nieto. Sus deberes incluían encontrar una manutención adecuada para el heredero, conservando las casas y los edificios y soportando las cargas.
Doña Sancha murió en 1418 y fue enterrada junto a su marido en la colegiata de la iglesia de Santa María, Neward (Leicester). De su nieto Sir Walter Blount, primer Lord Mountjoy, descienden 2 presidentes de Estados Unidos: Benjamin Harrison y William Henry Harrison.

8/5/09

Leyenda del Árbol Malato

Este símbolo, situado en el pueblo de Luyando, es más importante en realidad para los vizcaínos que para nosotros. Su origen está en la leyenda de Jaun Zuria:
Una infanta escocesa habría llegado por mar a Mundaka, con un duendecasa, del cual tendría un hijo muy hermoso, de buen cuerpo y rubio, por lo que le llamaron Jaun Zuria, que salió caballero muy esforzado y venturoso. En aquel tiempo, las Encartaciones, Somorostro y Baracaldo eran del reino de León. Un hijo del rey de León hizo una incursión por Vizcaya hasta Bakio, ocasionando grandes daños. Se juntaron en consecuencia las 5 merindades vizcaínas para darle batalla y, necesitando un personaje de sangre real que se pusiese al frente de sus tropas, fueron por Jaun Zuria, que era nieto del rey de Escocia y le tomaron por señor.
Los vizcaínos presentaron batalla al hijo del rey de León en Padura y los leoneses fueron vencidos, muriendo el hijo del rey de León, y por la mucha sangre que allí corrió se llamó a aquel lugar Arrigorriaga. Los leoneses supervivientes fueron seguidos hasta el Árbol Gafo (Árbol Malato) de Lujaondo, que lo llamaron así porque no pasaron más adelante. Los vizcaínos aclamaron a Jaun Zuria por Señor y Conde de Vizcaya y repartieron a medias con él los montes y monasterios y le prometieron acompañarle siempre que lo necesitase. Hasta el Árbol Malato iría a costa de ellos, sin sueldo, pero les había de dar sueldo si fuesen de allí adelante.
Estos hechos ocurrieron en el año 840, 870 u 880 según diferentes historiadores. Lo cierto es que, a partir de entonces, el Árbol malato era considerado faro o señal de la frontera militar del Señorío de Vizcaya. En 1703 el árbol ya no existía, por lo que en las Juntas Generales se decide conmemorar el lugar donde estaba enraizado con una cruz de piedra en cuya base figura una inscripción que dice:
Este es el sitio donde estaba el memorable Árbol Malato del que hablan las historias y la Ley quinta del Título primero del Fuero del Muy Noble y Leal Señorío de Vizcaya. Año 1730"
Dice la Leya quinta del Título I del Fuero de Vizcaya de 1526, que concuerda con la Ley VI del Fuero Viejo de los Hijosdalgo de Vicaya de 1452:
Otrosi dijeron que habian por Fuero y Ley de los Caballeros Escuderos, hombres hijosdalgo que dicho Condado y Señorío, así de la tierra llana como las villas y ciudad de él; y sus adherentes siempre usaron y acostumbraron ir cada y cuando el Señor de Vizcaya los llamase, sin sueldo alguno, pero esto hasta el Árbol Malato que es en Lujaondo. Pero si el Señor con su Señoría, les mandase ir allende del dicho lugar, su Señoría les debe mandar pagar el sueldo de dos meses, si hubiesen de ir aquende los puertos; y para allende de los puertos de tres meses, y así dando el dicho sueldo ende que los dichos caballeros, Escuderos, Hijosdalgo usaron y acostumbraron ir con su Señoría a su servicio doquier que les mandasen; pero no se les dando dicho sueldo, en dicho lugar, nunca usaron ni acostumbraron pasar del Árbol Malato y que la dicha exención y libertad, así se les fuese siempre guardando por los Señores de Vizcaya.

2/5/09

La Casa de Ibargüen


Los Ibargüen de Izoria, Parientes Mayores en Ayala, tenían tal poder que, en 1328, unidas sus fuerzas a las de los Perea, llamaron a la sucesión del señorío del valle a la rama de Ayala establecida en Toledo. Atendiendo a este llamamiento, y haciendo valer la legitimidad de su derecho llegaron a Ayala el que sería padre del Canciller, don Fernán Pérez de Ayala con su hermano mayor don Sancho Pérez; de tal modo que los señores de Ibargüen contribuyeron al giro histórico del valle de Ayala y aún de Álava entera, con el nuevo injerto de esta rama ayalesa en la provincia donde había tenido su origen.

La mucha guerra e contienda omeçidas que la muerte sin sucesión del señor de Ayala trajo a todo el valle, se había convertido, en efecto, en una lucha de linajes. Muerto sin sucesión legítima Juan Sánchez de Salcedo, pretendía el señorío García de Murga, su sobrino, hijo de su hermano bastardo Juan Sánchez Chiquilín, señor de la casa de Murga.

A los de Ibargüen e Perea e otros de Ayala no les placía el candidato. La razón era clara: si la casa de Murga, tan próxima a las de Ibargüen y Perea se convertía en señora del valle, haría demasiada sombra a los Parientes Mayores vecinos, mientras que el señorío de los Ayala en Quejana, siempre aceptado por las casas principales de la tierra, no cambiaba una situación establecida y aceptada desde siglos atrás.

Llegados desde Toledo Sancho Pérez de Ayala y su hermano Fernán se entabló una lucha a muerte entre estos y Sancho García de Murga apoyado por la casa de Salazar, quedando por fin el señorío en poder de los Ayalas, tras haber muerto Sancho García de Murga en el combate. La casa de Ibargüen debió acrecentar con este triunfo su poderío durante los siglos XIV y XV, mientras los Ayala crecían a su vez en riquezas, títulos y prerrogativas.

La varonía del apellido Ibargüen se encontraba en el apellido Uriondo cuando menos desde finales del siglo XVI. En la primera mitad del siglo XVII, vivían en el solar de Ibargüen, llamado en algunos documentos "Torre de Uriondo", José de Uriondo y Lucía de Aguirre, señores de la torre.

Su hijo, José de Uriondo, Alcalde Ordinario de Ayala en 1655, casado con Ana de Guinea, testaba en la Torre de Ibargüen en 1693, dejando por heredero del mayorazgo a su hijo Pedro de Uriondo, que, nacido en Maroño en 1647, iba a ostentar también el cargo de Alcalde Ordinario en 1695. Hija de éste y de Marina de Ibarrola, hija a su vez de Diego, señor de la casa de Ibarrola de Zuaza, también Alcalde Ordinario de Ayala en 1639, fue la última señora de la torre de apellido Uriondo, Mª Jacinta de Uriondo e Ibarrola, heredera de la torre y su mayorazgo, que casó con Francisco Antonio de Irabien.

Al morir Mª Jacinta, pasó la torre de Ibargüen a Francisco Javier de Irabien y Uriondo. La torre de Izoria se mantuvo así en el apellido Irabien unida a los solares y torres de Irabien en Quejana y Ullibarri en Respaldiza. Mientras uno de los descendientes, el hermano de Francisco Javier, Raimundo de Irabien y Uriondo, llegaba a ocupar los cargos de Ministro de la Real Audiencia de Cataluña, Presidente de la Chancillería de Valladolid y Gobernador de la Sala de Alcaldes en el Real y Supremo Consejo de Castilla.

Los señores de la torre seguían disfrutando entonces de señaladas prerrogativas en el valle de Ayala. Se la reconocía, como hemos dicho, como una de las primeras casas del territorio y hermana en lo antiguo con la del Conde de Ayala, Perea, Murga y Mariaca. En la iglesia de Izoria tenían sus señores banco propio en lugar preeminente, recibían los primeros la paz y el pan bendito y tenían preferencia en las procesiones, en la ofrenda y en el responsorio de su sepultura sin contradicción alguna. Gozaban en los montes de Maroño de las cortas de leña, pastos, aguas y demás emolumentos que producían, si bien tenían los señores la obligación de tener siempre reparada la presa y el cauce de su molino, de suerte que no cause perjuicios y daños.

El brillo de la casa de Ibargüen fue apagándose lentamente, como sucedió con la de Perea, hasta su destrucción más completa. Acaso los herederos de sus mayorazgos quedaron demasiado vinculados a la tierra, sin salir de sus solares, hasta que en tiempos no muy lejanos los abandonaron sin demasiada pena ni gloria.

Es muy significativo a este respecto el dato que en 1728, la heredera del mayorazgo y señora de la torre, Jacinta de Uriondo, no supiera firmar su testamento, como tampoco lo había podido firmar su madre Mª de Ibarrola, también señora de la torre infanzona de Ibargüen.

De la torre de Ibargüen no queda ni rastro, pero sabemos como se conservaba en 1758. Era una edificación de cal y canto con sus dos estribos de piedra de sillería que suben desde el suelo hasta el taxado por ambas esquinas de su frontera y delantera, como fortificándola.

Tenía su coto redondo, amplio y cerrado, llamado "La Serna", y encima de la puerta de la torre, un escudo de madera embutido en la pared. Llevaba las armas de Ibargüen: cinco castillos encarnados en campo blanco, en su primer cuartel; en el segundo una cruz de Calatrava y cinco corazones verdes, dos en la parte superior y dos en la inferior todo en campo de color de cielo obscuro; en el tercel cuartel un hombre de pie, vestido de cota y morreon afirmándose en la lanza que tiene en la mano derecha con su vanda encarnada ceñida del hombro yzquierdo al costado derecho, en campo azul celeste y en el cuarto cuatel dos espadas a la cruz con las puntas hacia el suelo y de la empuñadura de cada una un lebrel atado y a cada lado de las dichas espadas, en campo de color perla. En la parte inferior un letrero decía "Armas de la Casa Torre y Solar Ibargüen".
(Torres y Casas Fuertes en Álava/ Micaela Portilla)