Cuando el geógrafo Tomás López preparaba su Diccionario Geográfico a fines del siglo XVIII, observaba que el emplazamiento de Izoria, regado por el río de su nombre y situado en el centro de la Tierra de Ayala, podría motivar un curioso fenómeno que el geógrafo recoge según datos de 1748: de los 2 alcaldes de la Hermandad de Ayala uno tenía que ser "de los lugares que están a la izquierda del río que pasa por Izoria y el otro de los de su derecha, de suerte que ambos alcaldes puedan estar en Izoria por estar sus casas a una y otra parte del río".
El río Izoria, debido a su recorrido motivó la importancia de este pueblo en las antiguas comunicaciones con Bilbao, Orduña y Arceniega. Además, se aprovechaba el curso rápido de sus aguas con un molino y las 3 ferrerías que, aunque en decadencia, se registraban en el lugar a mediados del siglo XIX. En el cruce de Arechabala se encontraba la casa mesón y venta del mismo nombre, que al mediar el siglo XVIII se documentaba junto al "Camino real que se pasa a las aduanas de Orduña y Balmaseda, puerto de Bilbao y otras partes", junto al puente de Arechabala, construido en el mismo punto en que el río Izoria cortaba el Camino Real de Lezama a Arceniega y Balmaseda.
El poblamiento de Izoria, disperso a lo largo de las orillas y márgenes elevadas del río, dio origen a sus 13 barrios, algunos ya despoblados. Aparte del de la iglesia, llamado barrio de Ripa, y el de Arechabala, ya citado, documentamos los de Ibarra, Ibargüen, Aguirre, Chabarri, Arecha, bechi, Mendibil, Larrabe, Ulibarri, Aspuru y Andico. Tal dispersión fue el motivo de que, tras una petición formulada por los vecinos en 1797 y el consiguiente pleito con los patronos, consiguiera Izoria un beneficiado más para su iglesia, servida hasta entonces sólo por un clérigo, en sentencia sancionada por Carlos IV el 8 de junio de 1800.
Esto no era nuevo, porque en 1556, cuando Izoria tenía 50 vecinos, servían su parroquia 2 clérigos dotados de buenos diezmos de grano, corderos, manzanas y dinero. No obstante, en 1748 cuando contaba el pueblo con 44 vecinos y en 1786, cuando se censaban en él 247 habitantes, todos labradores e hidalgos, tenía un sólo cura para atender a su parroquia. Una década después, cuando se hacía la petición de otro clérigo, se decía que "el pueblo de algunos años a esta parte se había aumentado excesivamente en su vecindario, de modo que en el día llegaban a 57 vecinos y a más de 200 personas de Comunión, las más en caseríos dispersos". Parece ser, sin embargo, que antes de mediar el siglo XIX, cuando había conseguido 2 clérigos para el servicio de su iglesia, la población había descendido, bajando a 43 vecinos y 143 habitantes.
A principios del siglo XX, contaba Izoria con 36 casas y 136 habitantes. En 1940 tenía 140, distribuios en 7 barrios y 6 caseríos dispersos; los barrios más poblados eran los de Ibarra y Ripa.
Si el barrio de Ripa fue el centro de la vida religiosa, como emplazamiento de la parroquia de San Julián, y el de Arechabala era una encrucijada en los caminos del río Izoria desde la Sierra Salvada al Nervión y al Camino Real a Arceniega y Balmaseda, el barrio Ibargüen tuvo importancia en la historia de Ayala como asiento de la torre de Ibargüen, casa fuerte de uno de los 5 Parientes Mayores de la Tierra de Ayala.
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