Los ayaleses no se han caracterizado por ser grandes navegantes. Sin embargo, como en todo, siempre hay alguna excepción. En este caso, la excepción es Iñigo Ortiz de Retes, quien participó en la exploración y conquista del Pacífico en el siglo XVI.
Nuestro personaje nació en Retes de Llanteno, posiblemente a principios del siglo XVI, y era hijo de Iñigo Ortiz de Retes y María Sánchez. Esto es todo cuanto sabemos sobre su vida personal. Uno de los cronistas de su aventura por el Pacífico, fray Jerónimo de Santisteban, retrata brevemente a Retes: «un honrado hidalgo de corazón y obras, hombre animoso y trabajador.»
Este ayalés comenzó su andadura en América. En 1538, embarcó rumbo a las Indias con el adelantado Pedro de Alvarado, gobernador de Guatemala, con quien permaneció hasta que murió. En 1541, cuando ya tenía preparados tres barcos para partir hacia las Molucas, Alvarado acude a Nueva Galicia a reducir una sublevación de los indios Palisqueños y muere en el altercado.
El 1 de noviembre de 1542, la expedición, formada por seis naos y 370 hombres entre marineros y soldados, además de algunos funcionarios, cuatro religiosos agustinos y otros cuatro clérigos, partió del puerto de Juan Gallego en bahía Navidad, en el actual estado mejicano de Jalisco. Villalobos es el Capitán General de la Armada e Iñigo Ortiz de Retes es el Alférez General. Posteriormente, tras la muerte de Francisco Merino en Mindanao, es nombrado Maese de Campo.
Después de hacer escala en diversas islas que encontraron en su travesía, algunas descubiertas por primera vez y otras redescubiertas, llegaron el 2 de febrero de 1543 a las islas Filipinas, que hasta ese momento se conocían como islas de Poniente y que fueron rebautizadas por la expedición en honor del príncipe Felipe, futuro Felipe II.
Tras muchas vicisitudes, relatadas por el miembro de la tripulación García de Escalante Alvarado en la crónica “Relación del viaje que hizo desde Nueva España a las Islas de Poniente Ruy López de Villalobos por orden del Virrey Antonio de Mendoza”, Villalobos tomó la decisión de enviar a Iñigo Ortiz de Retes, al mando de una de las naves, de vuelta a Nueva España a pedir ayuda al virrey. Comienza entonces la gran aventura por los Mares del Sur de este ayalés.
El 16 de mayo de 1545, Ortiz de Retes y su tripulación parten de Tidore a bordo de la nao San Juan de Letrán. En su viaje avistan diversas islas: en primer lugar llegan a las islas Talaud, seguramente ya descubiertas por la expedición de García Cofre de Laysa en 1527; el 15 de junio se avistan dos islas nombradas como la Sevillana y la Gallega y un grupo de islas bautizadas como Mártires; al día siguiente navegan por las islas Padaido, donde fueron atacados por los indígenas. De aquí prosiguieron rumbo al sur llegando al día siguiente a una pequeña isla bautizada como la Ballena.
Al parecer Ortiz de Retes le puso el nombre de Nueva Guinea porque el color oscuro de los indígenas le hizo recordar la Guinea africana.
Tras avituallarse y descansar, la nave se hace de nuevo a la mar y siguen descubriendo islas en su errático deambular debido a los vientos cambiantes y a las corrientes que les impedían viajar hacia levante como era su propósito. A finales de agosto, y presionado por los oficiales y la tripulación, Ortiz de Retes se ve obligado a rendirse y poner rumbo de vuelta a Tidore, a donde llega el 3 de octubre de 1545, cuatro meses y medio después de partir.
Una vez reunidos con el resto de la expedición, Villalobos tuvo que admitir la ayuda de los portugueses instalados en la zona, quienes le propusieron volver a la península en sus barcos por la ruta del Índico y el Atlántico. Sin embargo, aún tardarían dos años en regresar. De hecho Villalobos no volvió. Murió en 1546 en la isla de Amboine de fiebres palúdicas. García de Escalante dice que sólo 144 supervivientes de la expedición llegaron a Lisboa en agosto de 1548, entre ellos Iñigo Ortiz de Retes. El 10 de octubre de 1548 se le da licencia para pasar a Indias acompañado de un curioso séquito compuesto por dos criados, cuatro esclavos negros y un natural de China. Algunas fuentes indican que en 1550 era nombrado corregidor de Pochuatla y Tenameca.
En general, se considera que esta expedición fue un fracaso. Y bien es cierto que no cumplió el objetivo de dar con una ruta de vuelta a América, la cual todavía tardaría algunos años en encontrarse gracias a la expedición de otro vasco: Urdaneta, y que también se vivió como una deshonra la vuelta de los supervivientes en barcos portugueses. Pero hay que tener en cuenta que los descubrimientos no fueron tan insignificantes y que se exploró un amplio territorio, siendo el mayor logro de esta empresa la exploración y la posesión de Nueva Guinea que añadió al imperio español alrededor de 800.000 km2.
Nuestro personaje nació en Retes de Llanteno, posiblemente a principios del siglo XVI, y era hijo de Iñigo Ortiz de Retes y María Sánchez. Esto es todo cuanto sabemos sobre su vida personal. Uno de los cronistas de su aventura por el Pacífico, fray Jerónimo de Santisteban, retrata brevemente a Retes: «un honrado hidalgo de corazón y obras, hombre animoso y trabajador.»
Este ayalés comenzó su andadura en América. En 1538, embarcó rumbo a las Indias con el adelantado Pedro de Alvarado, gobernador de Guatemala, con quien permaneció hasta que murió. En 1541, cuando ya tenía preparados tres barcos para partir hacia las Molucas, Alvarado acude a Nueva Galicia a reducir una sublevación de los indios Palisqueños y muere en el altercado.
Ruy López de Villalobos, por encargo del Virrey Antonio de Mendoza, se hace cargo del proyecto de Alvarado de establecer bases españolas en las tierras de Poniente y de trazar una ruta fiable de regreso desde las islas orientales a la costa americana del Pacífico.
El 1 de noviembre de 1542, la expedición, formada por seis naos y 370 hombres entre marineros y soldados, además de algunos funcionarios, cuatro religiosos agustinos y otros cuatro clérigos, partió del puerto de Juan Gallego en bahía Navidad, en el actual estado mejicano de Jalisco. Villalobos es el Capitán General de la Armada e Iñigo Ortiz de Retes es el Alférez General. Posteriormente, tras la muerte de Francisco Merino en Mindanao, es nombrado Maese de Campo.
Después de hacer escala en diversas islas que encontraron en su travesía, algunas descubiertas por primera vez y otras redescubiertas, llegaron el 2 de febrero de 1543 a las islas Filipinas, que hasta ese momento se conocían como islas de Poniente y que fueron rebautizadas por la expedición en honor del príncipe Felipe, futuro Felipe II.
Tras muchas vicisitudes, relatadas por el miembro de la tripulación García de Escalante Alvarado en la crónica “Relación del viaje que hizo desde Nueva España a las Islas de Poniente Ruy López de Villalobos por orden del Virrey Antonio de Mendoza”, Villalobos tomó la decisión de enviar a Iñigo Ortiz de Retes, al mando de una de las naves, de vuelta a Nueva España a pedir ayuda al virrey. Comienza entonces la gran aventura por los Mares del Sur de este ayalés.
El 16 de mayo de 1545, Ortiz de Retes y su tripulación parten de Tidore a bordo de la nao San Juan de Letrán. En su viaje avistan diversas islas: en primer lugar llegan a las islas Talaud, seguramente ya descubiertas por la expedición de García Cofre de Laysa en 1527; el 15 de junio se avistan dos islas nombradas como la Sevillana y la Gallega y un grupo de islas bautizadas como Mártires; al día siguiente navegan por las islas Padaido, donde fueron atacados por los indígenas. De aquí prosiguieron rumbo al sur llegando al día siguiente a una pequeña isla bautizada como la Ballena.
Tres días después hallaron la desembocadura de un río, que llamaron San Agustín (hoy llamado Mamberano), donde desembarcaron para reaprovisionarse. De esta forma, el 20 de junio de 1545, Iñigo Ortiz de Retes tomaba posesión para el imperio español de Nueva Guinea, la isla más grande del mundo después de Australia y Groenlandia.
García de Escalante lo cuenta así:
García de Escalante lo cuenta así:
“…Sábado, a veinte del mes, surgieron en la isla grande, y allí tomaron agua y leña, sin contradicción de nadie, por ser allí despoblado. Tomó el Capitán la posesión de esta isla por Vuestra Señoría. Púsole nombre la Nueva Guinea. Todo lo que costearon de esta isla es tierra muy hermosa, al parecer, y tiende a la mar grandes llanos. En muchas partes y por la tierra adentro muestra ser alta, de una cordillera de sierras de alboredo, al mar el arcabuco y en otras partes pinos salvajes, y las poblaciones eran llenas de palmeras de cocos…”
Al parecer Ortiz de Retes le puso el nombre de Nueva Guinea porque el color oscuro de los indígenas le hizo recordar la Guinea africana.
Tras avituallarse y descansar, la nave se hace de nuevo a la mar y siguen descubriendo islas en su errático deambular debido a los vientos cambiantes y a las corrientes que les impedían viajar hacia levante como era su propósito. A finales de agosto, y presionado por los oficiales y la tripulación, Ortiz de Retes se ve obligado a rendirse y poner rumbo de vuelta a Tidore, a donde llega el 3 de octubre de 1545, cuatro meses y medio después de partir.
Una vez reunidos con el resto de la expedición, Villalobos tuvo que admitir la ayuda de los portugueses instalados en la zona, quienes le propusieron volver a la península en sus barcos por la ruta del Índico y el Atlántico. Sin embargo, aún tardarían dos años en regresar. De hecho Villalobos no volvió. Murió en 1546 en la isla de Amboine de fiebres palúdicas. García de Escalante dice que sólo 144 supervivientes de la expedición llegaron a Lisboa en agosto de 1548, entre ellos Iñigo Ortiz de Retes. El 10 de octubre de 1548 se le da licencia para pasar a Indias acompañado de un curioso séquito compuesto por dos criados, cuatro esclavos negros y un natural de China. Algunas fuentes indican que en 1550 era nombrado corregidor de Pochuatla y Tenameca.
En general, se considera que esta expedición fue un fracaso. Y bien es cierto que no cumplió el objetivo de dar con una ruta de vuelta a América, la cual todavía tardaría algunos años en encontrarse gracias a la expedición de otro vasco: Urdaneta, y que también se vivió como una deshonra la vuelta de los supervivientes en barcos portugueses. Pero hay que tener en cuenta que los descubrimientos no fueron tan insignificantes y que se exploró un amplio territorio, siendo el mayor logro de esta empresa la exploración y la posesión de Nueva Guinea que añadió al imperio español alrededor de 800.000 km2.
A Iñigo Ortiz de Retes y su gente corresponden los siguientes descubrimientos: islas de Numfoor y de Mios Num [hoy Num], en el archipiélago occidental de Schouten, sobre la bahía de Geelvink; isla de Kurudu [hoy Kaipuri], entre Yapen y Nueva Guinea; río Mamberamo, en la misma «isla grande»; islas de Liki y Armo, en el grupillo de Kumamha, islas de Insumoar, Masi-Masi y Yamna, en el grupo de Wakde; el grupo insular de Podena, Yarsun y Anus; las islas de Tendanye, Valif, Kairuru y Unei, a levante de las anteriores; Punta Lapar, en tierra firme neoguineana; islas de Vokeo, Koil, Blupblup, Kadovar y Bam, integrantes del grupo Schouten oriental; islas de Wululi y Aua, al oeste del grupo Ninigo; punta Murugue, islilla de Besar y rada de Ataipe, en la costa de Nueva Guinea, y las islas de Awin y Sumasuma, en el citado grupo Ninigo.
GONZÁLEZ OCHOA, José Mª: “El marino alavés Iñigo Ortiz de Retes”. Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, nº 5. Untzi Museoa-Museo Naval. Donosita-San Sebastián, 2006. Pág. 677-684.
ESCALANTE ALVARADO, García de: “Relación del viaje que hizo desde Nueva España a las Islas de Poniente Ruy López de Villalobos por orden del virrey Antonio de Mendoza”. Estudio preliminar de Carlos Martínez Shaw. Universidad de Cantabria. Santander, 1999.
ARCHIVO GENERAL DE INDIAS
ESCALANTE ALVARADO, García de: “Relación del viaje que hizo desde Nueva España a las Islas de Poniente Ruy López de Villalobos por orden del virrey Antonio de Mendoza”. Estudio preliminar de Carlos Martínez Shaw. Universidad de Cantabria. Santander, 1999.
ARCHIVO GENERAL DE INDIAS
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