Muy joven ingresó en el ejército y a los 18 años era Guardia de Corps de la Compañía Española. Hizo gran parte de su carrera en dicho cuerpo en el que llegó al grado de Coronel en 1802. Dos años después se le concede el retiro con agregación a la plaza de San Sebastián y 12.000 reales anuales. Con motivo de la Guerra de la Independencia volvió al ejército hasta finalizar la contienda.
Junto con su amigo Miguel Ricardo Álava fue víctima de la política represiva de Fernando VII y de las venganzas personales que se mezclaron en dichas situaciones. El 25 de noviembre de 1812, Álava fue nombrado por aclamación Diputado General por las Juntas Extraordinarias y en tanto llegaba, sus funciones fueron desempeñadas por Mateo Iruegas.