En tiempos pasados, antes
de la existencia de medios industriales para hacer hielo, este se
conseguía en neveras a partir de la nieve. Esta actividad es
conocida desde la época de los romanos, pero su principal desarrollo
tuvo lugar entre los siglos XVI y XIX.
Los neveros que se
instalaban cerca de las poblaciones normalmente consistían en un
pozo excavado en la tierra con muros de contención y que podía
estar cubierto con un tejado. Además, disponía de aberturas para
meter la nieve y sacar el hielo. En otras ocasiones se utilizaban
cuevas en las que se guardaba la nieve.
El procedimiento
consistía en acumular gran cantidad de nieve en los lugares
dispuestos para ello. La nieve se pisaba para prensarla y convertirla
en hielo. Después se cubría con tierra, paja o ramas para aislarla.
Ya en verano, se cortaban bloques de hielo, que eran transportados a
lomos de animales de carga durante la noche para evitar que se
derritiera.
En enero de 1885, Miguel
Urrutia, vecino de Amurrio, solicita al Ayuntamiento de Ayala
autorización para almacenar nieve en una cueva de Menérdiga para
“la confección de helados y limonada en verano”.
El Ayuntamiento le da la
autorización con las siguientes condiciones:
1º Que la concesión
se hace tan sólo por el presente año y si hubiere de continuar en
los siguiente habrá de pedir nuevo permiso pudiendo, en caso
contrario, procederse contra el mismo por el uso abusivo de aquel
aprovechamiento propio de esta comunidad
2º Que de la nieve
que encuevase podrá conceder a los vecinos de la misma que lo
necesiten hasta cincuenta arrobas y
3º Que en virtud de
esta autorización, pagará en la Tesorería de este municipio, en el
término de 15 días siguientes a este acuerdo, 20 pesetas, previo
cargareme al Tesorero que se extenderá en la Secretaría, y de no
hacerlo será denunciada la nieve y sin derecho a ningún trabajo que
para su encuevación se hubiere hecho
Fuente: Archivo del Ayuntamiento de Ayala
Goretti Mendia. Publicado en el nº 44 de la revista AZTARNA, de diciembre de 2013